Siempre procuraba tener a mano un pedazo de jamón curado de bellota, de primerísima calidad. Así, seguido concluían el chat, satisfacer la imperiosa necesidad de hincarle los dientes sobre sus carnes morenas.
Cuando se prenden de los cuerpos,
no hay hambre satisfecha,
ni vergüenzas que declaren,
ni humedades que reparen,
solo el deseo de amar
cuando se catea sin tregua.
Cuando se prenden de los cuerpos,
no hay hambre satisfecha,
ni vergüenzas que declaren,
ni humedades que reparen,
solo el deseo de amar
cuando se catea sin tregua.
Hay compulsiones que gritan nuestros profundos deseos de volver al canibalismo. Muy bien expresado.
Muslos blancos
pata negra
teclado húmedo
hambre insatisfecha.
Susa