AUNQUE NO ESTÉS…
Aunque no estés
siempre estás conmigo
estás en los suspiros
que llevan tu nombre
en el horizonte soñado
donde te espero
y en cada poema
que te escribo.
¡Abre la puerta, serrano!
Coge estribos y cincha
y engalana tu mejor montura
con cintas gualdas
y campanillas.
Y en la soledad
del romero y la luna,
ven a buscarme,
poeta de mi delirio,
que haremos un manto a la noche,
con luceros y besos
a escondidas….
Y si la pena
todavía te hinca
su aguijón de pedernal sombrío,
yo secaré tu llanto
con mi canto,
¡por “Alegrías”!