Enero Veintidós

¿No somos monos? Perdimos una cola con la evolución y sobrevivimos colgando de tantas otras. Cola en el mercado, en el consultorio médico, en el banco, en el bus y hasta en los asuntos del corazón. Hoy todo se reduce a tomar un turno, haciendo fila en busca del camino más corto hacia la descongestión vehicular del alma. Porque allí, a falta de carreteras, empalmamos semáforos ávidos de sueños. Y desde lo alto, un árbol imposible nos ofrece tres frutas que no dejan de chocar indecisas con los barrotes de la jaula…

¡Qué viva el casino que dudando nos atrapa!

©Carlos Negrón «Conato» Cola